La bioquímica asturiana abrió el ciclo de conferencias del Campus de Excelencia Internacional de la Universidad de Oviedo
Desde los primeros descubrimientos de la Biología Molecular hasta los últimos avances de la terapia génica. La bioquímica asturiana Margarita Salas repasó más de medio siglo de historia y evolución de la biomedicina en la conferencia celebrada en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo. Salas, que abrió el ciclo organizado por el Campus de Excelencia Internacional, confió en el avance de las terapias génicas y apuntó que la clave del futuro de la Biología se sitúa en conocer cómo funciona el cerebro.
El rector, Vicente Gotor, agradeció a Margarita Salas su participación en el Consejo Asesor Internacional del Campus de Excelencia de la Universidad de Oviedo, un órgano consultivo que se reúne el 16 de febrero para evaluar la memoria de actividades de 2010, y destacó la figura de la bioquímica asturiana como una de las grandes científicas en el panorama nacional e internacional.
El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular Carlos López-Otín fue el encargado de presentar a Salas y lo hizo desde la admiración de un alumno y discípulo. López-Otín recordó el “rigor y precisión” de Salas como profesora. Junto con su marido, Eladio Viñuela, “merecen el premio a los mejores escultores científicos que ha habido en España”, indicó.
Avalada por su amplia experiencia, Margarita Salas recorrió en su conferencia los principales hitos de la mano de los investigadores que abrieron el camino de la investigación biomédica. Avery, McLeod y McCarthy, James Watson y Francis Crick; Rosalind Elsie Franklin; Arthur Kornberg y Severo Ochoa sirvieron de introducción para adentrarse en las principales contribuciones de la biotecnología tanto en el sector farmacéutico como en el medioambiental y el agrícola, y el estudio del genoma humano.
Salas recordó la fecha del 15 de febrero de 2001, hace ahora diez años, en la que las revistas Science y Nature publicaron el primer borrador de la secuencia del genoma humano. La primera sorpresa, dijo, fue el número relativamente bajo de genes (25.000) sobre todo si se compara con los 19.000 del gusano o los 6.000 de la levadura. En esta misma línea, la bioquímica y académica asturiana se refirió al genoma del chimpancé, que comparte el 99% de los genes con los humanos. ¿Qué nos dice el genoma?, se preguntó, “todavía no mucho. La hipótesis de lo que diferencia al humano del chimpancé es la expresión de los genes; es lo que da cuenta de nuestra humanidad”.
Salas alertó sobre el “peligro de la genomanía”, es decir, pensar que las diferencias o similitudes están determinadas por la genética, mientras que el ambiente en el que se desarrolla la persona marca gran parte de esas diferencias.
El Proyecto del Consorcio Internacional del Genoma del Cáncer, en el que participa López-Otín, “es un trabajo muy importante porque el conocimiento adquirido nos va a permitir mejorar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad”, y confió en el éxito de la terapia génica y de la farmacogenómica para que el futuro permita introducir el gen normal donde actualmente está el gen alterado. No obstante, en la secuencia del genoma humano se necesitará aún, precisó, el trabajo de miles de investigadores en todo el mundo. Durante su conferencia, Margarita Salas habló también de las cuestiones éticas ligadas a los avances científicos, un ámbito que aún requiere un debate social.
¿Cuáles son los grandes retos de la Biología? Salas apuntó al funcionamiento del cerebro como un aspecto aún desconocido. “Se sabe muy poco sobre cómo funciona el cerebro. Va a ser la gran clave del futuro”. No cesaremos de investigar, indicó la bioquímica en la parte final de su conferencia, “y el final será llegar a conocer las bases moleculares de la enfermedad para prevenirla y curarla”.